Hace un año, justamente en diciembre de 2010 la Ex Miss Venezuela ofreció una entrevista en exclusiva a EL INFORMADOR. Habló desde qué sintió al enterarse de su estado y cómo surgió la idea de relatar su historia en Fuera de Foco.
WINA ARAMBULÉ.- Lea textualmente la entrevista realizada:
“Puedes preguntarme lo que quieras, no tengo problemas ni complejos para responder”, dice bastante relajada Eva Ekvall, Miss Venezuela 2000 y narradora de noticias, quien vino a Barquisimeto para presentar Fuera de foco, un libro lleno de emociones, vivencias y muchas fotografías. Regia y con una cautivante sonrisa, Eva Ekvall se presenta en exclusiva para El Informador. El barquisimetano Luis Miquilena, uno de sus mejores amigos y conductor de Un día cualquiera por Pop 106.7 FM, la acompaña. Ambos están felices por el debut de la ex modelo como escritora. La causa que la llevó a descubrir esta nueva faceta se desglosa en una sola palabra: cáncer.
Para nadie es secreto que a principios de este año le diagnosticaron cáncer de seno: “tenía tres tumores: de cuatro centímetros, de tres y otro de dos”.
Para su familia no ha sido fácil. Su abuela murió de cáncer y una de sus tías ha atravesado lo mismo dos veces. Pero Eva prefirió no rendirse ni ocultar sus penas. La espigada joven de 27 años se alió con el fotógrafo Roberto Mata para retratar su proceso.
¿Qué hacer con el material? Aún no lo sabían, pero confiaban en que más adelante se les ocurriría algo. La idea llegó en julio mientras guardaba reposo tras recibir seis quimioterapias y la extirpación de sus senos. Documentar su historia en un libro le pareció una alternativa interesante.
¿Cuánto tiempo pasaste con el fotógrafo?
“Cuatro veces por semana”.
¿Cómo hiciste para lidiar con la cámara?, ¿te acostumbraste?
“Nos hicimos grandes amigos. La cámara lo que hacía era interrumpir conversaciones. Él me tomaba fotos y seguíamos hablando de lo que sea”.
¿Te incomodó alguna imagen?
“No, siempre confié en su criterio. Sabía que él no me haría daño”.
Quería fotografiarte en el quirófano…
“Pues sí, pero me hice la loca. Lo creí innecesario”.
¿Qué sentiste antes de la operación?
“Miedo… aunque no sé porqué. No es una operación a corazón abierto, ni me quitaron un órgano. Antes había pasado por cirugías estéticas o por cesárea. Pero sin duda esto era más dramático”.
¿Qué te hicieron?
“Me vaciaron los ganglios en los dos senos, me hicieron biopsia y me colocaron prótesis”.
Cuando te dijeron que tenías cáncer, ¿sentiste que el mundo se te vino encima?
“Si, quería morirme. Me hice unas pruebas cuando sentí las protuberancias. Luego me fui con mi familia a Margarita para bautizar a mi hija. La pasábamos de maravilla, incluso estaba mi mamá, quien vino desde Jamaica (su lugar de residencia) para compartir con nosotros. Estando allá mi ginecólogo, Francisco Brand, me llamó para decirme que debíamos hablar urgente y en persona. Enseguida pensé lo peor. Mi esposo me acompañó a la consulta. Allí supimos que estaba enferma. Eso fue a principios de año. Desde entonces mi mamá no se ha apartado de mí”.
¿Qué siguió?
“Me dieron 10 días para comenzar las quimioterapias. Mis padres se opusieron al tratamiento, pues temían los efectos secundarios. Ellos querían que intentara con la medicina alternativa. A la semana tomé la decisión y opté por la quimioterapia. Sabía que se me iba a caer el pelo y que debían operarme, pero no me importó… quería vivir”.
¿Qué se siente recibir quimioterapia?
“Es como estar enratonado. Da mucha sed, te sientes muy débil y la piel se reseca. No puedes leer ni concentrarte en una película. Me daba mucha hambre y antojos que no tuve ni cuando estaba embarazada”.
¿La organización Miss Venezuela te apoyó durante este proceso?
“Si, me regalaron unas pelucas (risas). Osmel Sousa también me hizo varias misas en una iglesia en Caracas”.
¿Hay diferencias entre la Eva de antes y la de ahora?
“Claro, aprendí a valorar lo que tengo. No tomo nada por hecho. Cada minuto de mi vida es una bendición”.
¿Te asustó desmejorar el físico?
“No. Tengo talento para trabajar estando flaca o gorda. Cuando estuve embarazada engordé 22 kilos, aún así sabía que no me quedaría sin trabajo. Muchas veces me miraba al espejo y me sentía frustrada, tratando de verme bonita en esa situación”.
¿Cómo rebajaste?
“No preocupándome”.
¿Pero hiciste dieta?
“Solo por dos meses. No aguanté más. Comer arepa sin queso y sin mantequilla no tiene sentido”.
¿Te han dicho que ahora te ves más bonita?
“Si, gracias. Lo he escuchado mucho y lo agradezco mucho también. Incluso me siento más a gusto conmigo misma, eso ayuda para irradiar paz”.
¿Se te da lo de escribir?
“Eso me lo dices tú, tienes que leerlo. Pero confieso que me encanta escribir y en la universidad no tenía errores ortográficos. También me gusta leer. Respeto a los autores. Nunca imaginé que podía hacerlo”.
En esa travesía
¿Qué te puso chiquito el corazón?
“El libro de Soraya (la cantante). Ella pasó por lo mismo, lo superó pero tuvo una recaída y murió. Me dio mucho miedo… me deprimí… pero su historia es impresionante”.
¿Quisieras tener otro hijo?
“Si, pero todavía no puedo. Nos gustaría tener un varón, lo soñamos, pero cruzaré ese puente cuando se pueda, aun no”.
¿La pesadilla terminó?
“Si…ya gracias a Dios se acabó todo”.
Más de Eva…
Fue Miss Venezuela 2000 y tercera finalista en Miss Universo 2001. Su nombre es Eva Mónica Anna Ekvall Johnson. Aún no entiende por qué sus padres le colocaron tantos nombres. Su primogénita se llama Miranda, tiene un año y cuatro meses y es fruto de su matrimonio con el empresario John Fabio Bermúdez. La pareja tiene cinco años junta. Entre sus grandes amigas se cuentan la yaracuyana Goizeder Azua (Miss World Venezuela 2002) y María Fernanda León (Miss Portuguesa 2002). Ahora que la marea se ha calmado, Eva se levanta a las ocho de la mañana, toma café, desayuna con su familia y se arregla para narrar las noticias en Canal i y Unión Radio. Cuando culmina su faceta laboral se dedica a ser ama de casa. A las 11:00 p.m. apaga las luces y descansa para recibir sonriente el nuevo día.
….Sabía que se me iba a caer el pelo y que debían operarme, pero no me importó… quería vivir…
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